Transformación. Micropoemas estacionales de un invierno que no acaba
Juan Carlos Gallegos
Transformación. Micropoemas estacionales de un invierno que no acaba, de la autoría de Elizabeth Vivero, escritora y académica tapatía, es el cuarto libro que produce Effictio Editores. Con sede en Guadalajara, este sello editorial se ha enfocado en presentar al público libros compuestos por textos muy breves, y es la primera vez que apuesta por la poesía, en vez de los microcuentos. Todos los poemas de Vivero, escritos en prosa, tienen extensiones menores a la cuartilla, y no están titulados, detalle que no se echa en falta, pues cada uno es el fragmento de un todo, compuesto por las cuatro estaciones: en el índice sólo aparecen las divisiones del libro, Primavera desteñida, Verano ácido, Otoño abismal, Invierno pétreo (equiparables con las etapas de la vida humana, de la infancia a la vejez) con lo cual se señala que cada poema es un momento de ese año en el que lo más importante es el transcurso del tiempo, la acumulación de las sensaciones y emociones invernales, porque desde el inicio la primavera comenzó como invierno, como bien podría decirse que la vida empieza con un presagio de muerte.
El minicurrículum que aparece al final del libro es poético, y en él se contiene la poética de la obra que acompaña, en cierto modo, pues habla de los sinsabores de la vida, aunque en otro tono con respecto al que se extiende en las páginas precedentes. Bastan las siguientes líneas para comprobarlo: “Pese a todo, gozo al máximo la vida, con sus caídas y rupturas, con sus resquebrajamientos y heridas”. La voz poética, femenina, en cambio, habla de un invierno que perdura. En el Preludio, que antecede a las cuatro estaciones, se anuncia lo que ya el título señala: la transformación, concepto que se contradice con el subtítulo, pues un inverno que no acaba indica que nada cambia realmente. “¿Qué es un año? Un transformarse en cincuenta y dos semanas extendidas doble o triplemente sobre la piel del tiempo”, y sin embargo las transformaciones por las que pasa la voz poética, estación tras estación, no dejan de situarse en un panorama de dolor, porque la vida resulta amarga, y de la primavera al invierno, si bien todo es diferente, resulta en una tragedia inagotable.
La sección dedicada a la primavera comienza con una mención al inexorable paso del tiempo, que ya vincula con el final del invierno: el único destino posible luego de que transcurra el año, los años, aguarda en la última página, y sin embargo, lo más importante no es esto, sino las condiciones de la vida que canta la voz poética. En las primeras páginas aparece una niña que nadie ve, que nadie busca, rodeada de elementos infantiles, que después despierta y camina, para descubrir que “La vida fluye cual metal ardiendo”. Desde entonces esa vida experimenta un cambio, propicio para la oscuridad y el silencio y el vacío, todos consecuencia de lo que no es ni puede ser, de las decepciones.
El dolor se extiende por las demás estaciones. En el verano la tristeza de ser, el dolor del alma que produce llagas, la soledad, se traducen en una maduración sin consentimiento, y el cambio es una muerte de la cual se regresa, aunque con otro rostro, lo cual también ocurre en el otoño y el invierno, pues mientras la vida no se detiene, esta genera metamorfosis que dejan una nueva cara, distinta e irreconocible. El fuego es una presencia constante, indicador de un ardor malsano, cercano a las llagas del alma. En ocasiones, la voz poética se dirige a una segunda persona, de la cual el lector ha de descubrir de quién se trata.Ya en el otoño se descubre el inexorable paso del tiempo, y cómo en la mujer que una vez fue niña hay cada vez menos recuerdos, pero más escombros. Poco a poco ella se desarma, pues “la resistencia perpetua no existe”. En el invierno queda lo pétreo, lo rocoso, recubrimientos calcáreos que protegen “el corazón reseco de tanta llaga”. Ante el final, antes de que se cierre el círculo, la voz poética menciona “Comencé a morir en primavera siendo invierno”.
Se invita a los lectores a leer este libro de Elizabeth Vivero, a recorrer sus heladas páginas para conocer de primera mano en dolor destilado que en ellas se contiene. Esta obra se podrá adquirir en su presentación el día 3 de diciembre, a las 17:00 hrs. en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (Salón E, Área Internacional).
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